LA MONARQUÍA HISPÁNICA EN LA EUROPA DEL S. XVI
En esta reflexión, la cual dispongo a tratar, el tema se centra en el siglo de mayor esplendor histórico de la monarquía hispánica. Dicha etapa se inició con la figura de los Reyes Católicos, quienes dejaron el camino bien dispuesto para sus descendientes. En la misma, destacaremos a dos grandes monarcas que fueron de tal importancia para este período fastuoso, como es el caso de Carlos I de España, y V de Alemania, y su hijo Felipe II, debido al gran protagonismo que ambos aportaron a la monarquía hispánica en el Siglo XVI. No obstante, Felipe III, en su caso, no tendrá suficiente mención, puesto que gobernará los últimos dos años del Siglo XVI. Es por ello, que la hegemonía de la casa de Habsburgo en Europa se daría entonces desde el reinado de Carlos I 1516 hasta 1643, por lo que a raíz de este contexto tendrá lugar el declive del imperio español.
En lo que a Carlos I de España se refiere, cabe que mencionar que durante su reinado tuvo que hacer frente a diversos problemas1, tanto de carácter interior como exterior, aunque abarcó todo un vasto imperio. En el caso de sus abuelos maternos, los Reyes Católicos, heredó la Corona de Aragón y la Corona de Castilla, proclamándose como rey de España. Además, reinaría sobre aquellos territorios que las coronas Aragón y de Castilla tenían fuera de la península Ibérica: como es el caso de los reinos de Sicilia y Nápoles, Cerdeña, Canarias y América.
En referencia a su reinado, como bien se ha mencionado anteriormente, tuvo una serie de problemas a nivel interno, hablamos de rebeliones en este caso, como es la de los comuneros y las germanías.
En cambio, en referencia a los problemas exteriores, sufrió continuos enfrentamientos con Francia, y su monarca Francisco I, por la búsqueda del dominio de Europa, los cuales conllevaron continuamente, a un clima constante de éxitos, y fracasos bélicos, donde en uno de sus enfrentamientos consiguió apresar al monarca francés tras la victoria en la batalla de Pavía2; debido al apoyo a la Liga de Cognac, el posterior saqueo de Roma por las tropas mercenarias del emperador Carlos V, los problemas con el Papa Clemente VII, la continua amenaza del imperio Otomano y la aparición del protestantismo en el norte de Europa.
1. Bennassar, M. B.: “Una potencia a escala mundial: el imperio de Carlos V”, La Historia Moderna, Madrid. 1998.
2. Gonzalez-Barba, P.: “Carlos V y Francisco I: La historia de una eterna rivalidad”, El Estudio Historia. 2012
Felipe II, subió al trono, tras abdicar su padre Carlos I, motivo de los fracasos que tuvo durante sus últimos años de reinado. No obstante, más allá de albergar un inmenso imperio, Felipe II, tuvo que hacer frente a innumerables problemas con las monarquías europeas, debido a que continuaba en gran hostilidad la relación entre España y Francia.
En cuanto al imperio Otomano, se inició la creación de la llamada Liga Santa3, liderada por España y otros países católicos, con el fin de conseguir una victoria destacada, como es el caso de la batalla de Lepanto, y, en consecuencia, parar el avance musulmán que tenía como objetivo alcanzar el continente europeo.
Sin embargo, el verdadero problema que tuvo Felipe II, fue la Guerra de Países Bajos, que contó con un desarrollo de ochenta años, produciendo un gran desgaste en el imperio español. Los Países Bajos recibieron cierto apoyo de forma continua por parte de la corona inglesa, la cual estaba gobernada por Isabel I. La disputa que mantuvieron España e Inglaterra presenta un gran calibre, puesto que esta última contó desde el primer momento con el apoyo de los Países Bajos, territorio que Felipe II trató de invadir además de Inglaterra, por medio de la armada inexpugnable con la que contaba el imperio español. A pesar de ello, ésta sufrió una persistente derrota de carácter histórico.
Considerando las figuras de estas dos majestades, como dos de los más trascendentales de nuestra historia a nivel nacional, existen historiadores que vinculan a ambos dentro del podio de los monarcas más grandiosos de la historia de española. Aunque, también tienen sus calumniadores. Bajo mi punto de vista personal, focalizándome dentro del estudio de ambos, he de frecuentar al respecto la decisión final que se toma en cuenta en algunos aspectos de sus gobiernos. En el caso de Carlos I, el hecho de encerrar a su madre (Juana I), en Tordesillas da a entender el que el carácter del monarca es desleal, por ello, las fuentes de la época señalan que tenía una enfermedad mental, impidiendo que gobernarse. Cabe mencionar en este momento al historiador británico Geoffrey Parker: "en los círculos íntimos se comportó como un farsante y un cobarde moral" 4. Haciendo referencia a la actitud que este monarca empleó para trasladar la monarquía hispánica hacia el resto de Europa. Y es que Carlos I, manipuló a sus familiares conforme a los intereses políticos que le llegaban, para destacar el principal papel que intentó sin éxito Carlos I, como es el de llevar a la práctica esa fantasía medieval de la idea de restauración del Imperio romano bajo la esencia de la religión católica.
3. La Santa Liga se traduce en la Liga católica que el Papa Pío V levantó contra el amenazador poderío turco en el Mediterráneo, pero Felipe II le daba largas, debido al desinterés que el rey presentaba ante la intervención francesa en el Mediterráneo y minusvalorando la amenaza otomana.
4. Barreira, D.: Geoffrey Parker: "Pongo a Carlos V en la cima de la Historia de España, pero era un cobarde moral", Diario “El español”, 11 de febrero de 2019.
La muerte de Maximiliano I permitió el acceso de su nieto Carlos I al trono. En cambio, el retrato que ofrece este monarca ensalza ciertos atributos de grandeza, pues se le idealizaba con el prototipo de rey de guerra, casi siempre presente a pie en los campos de batalla, dando fe de su presencia ante el enemigo. Este aspecto ayudó al imperio español a alcanzar victorias de gran importancia.
Sin embargo, también condujo al estado español hacia la bancarrota, puesto que trató de beneficiarse del oro que procedía de América, así como de considerables cantidades económicas procedentes de las arcas castellanas. Esto acarreó duras consecuencias, como fue el empobrecimiento de la sociedad española.
El objetivo del monarca es el de acometer su dominio en Europa, y conseguir de esa manera luchar contra los enemigos de la fe católica. Sufre un gran fracaso de forma personal, con motivo de su abdicación, como es el de no poder restablecer la fe católica en Europa, en su lucha contra los príncipes protestantes, por eso la situación habría sido probablemente diferente si el Imperio Otomano no hubiera interferido en esos momentos en la Europa del S.XVI. Es digno contemplar la figura de este monarca, pues se le consideraba en palabras de Ramón M.Serrera: “es el monarca más poderoso de todos los de su época5. Destacan sus políticas externas, como la de llevar a cabo en el Nuevo Mundo la implantación de una organización administrativa más acorde, con la creación de virreinatos, audiencias, e instituciones eclesiásticas.
En relación a la figura de Felipe II6, esta se presenta con diferente actitud, ya que no es un monarca tan focalizado en la guerra como lo fue su padre. La persona del monarca para Miguel Cabañas: “Felipe II fue cómplice de la máxima expansión del imperio, la conquista del Nuevo Mundo y sus territorios, y aunque los mayas o los incas estuvieran muy avanzados, estos, aún se hallaban lejos de Europa. Llevar allí nuestra religión y el pensamiento europeo.”7. Su manera de pensar estuvo en la mente de todos los monarcas del momento, por ser un personaje fanático en la búsqueda de poder, y por su carácter católico. Por lo que respecta, su gobierno tuvo que soportar, en primer lugar, el fracaso de la armada inexpugnable, que causó innumerables pérdidas, dejando al monarca “muy tocado”. Y, en segundo lugar, fue la contienda contra las Provincias Unidas, guerra que provocó dos grandes bancarrotas en España. Por lo tanto, a Felipe II8, le debemos un pasado glorioso y nuestra historia, pues en ella, se ha logrado conseguir la admiración de todos.
5. Serrera, R. M.: «Carlos V fue el monarca más poderoso del mundo, se decía que nunca dormía en la misma cama», “El ABC de Sevilla”, 21 de enero de 2017.
6. Saldaña. D: “La importancia del retrato para el poder en el Renacimiento”, Universidad del Valle 2019. Pág 7. 7 Cervera, C.: «España le debe a Felipe II un pasado de gloria», ABC historia, 26 de abril de 2019. 8Bennassar, M. B.: “La España de Felipe II”, Historia Moderna, Akal, Madrid, 1998.
Álvaro Requero González
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